sábado, 30 de mayo de 2020

"No puedo respirar" hiede a violencia...


Nos encontramos en medio de un proceso que jamás habíamos enfrentado. Esta cuarentena no solo ha evidenciado lo frágil de nuestra especie y los muchos paradigmas que nos rodean, que parecieran decidir  hoy más que nunca por nosotros. Hay muchas cosas que han salido a flote en medio de este tiempo de emergencia sanitaria y es importante analizarlas atentamente, esperando quizá que no vuelvan a repetirse. 
En definitiva en el mal llamado país del "sueño americano"
Tal es el caso de lo sucedido en Minneapolis (Minesota), donde pese a que se hallaba en el suelo, sometido y esposado, durante siete minutos el oficial de policía Derek Chauvin mantuvo su rodilla  en el cuello de George Floyd; pese a que este repetia una y otra vez: No puedo respirar, este policía continúo oprimiendo el cuello del hombre afroamericano de 46 años hasta quedar exámine y abandonar este mundo en medio de una agonía desesperante que no deseo para nadie. 
 
No solo se trata de brutalidad policíaca, que desde hace muchos años ha generado polémica en los Estados Unidos, o la historia de un hombre que deja a  una niña de seis años en la orfandad, no se trata de porqué arrestaron a George Floyd, circunstancia con la que dicho sea de paso se trata de defender lo indefendible.
 
Es la historia de siempre, el mismo discurso de odio en medio de esta pandemia, los opresores siguen siendo los mismos, con palabras maquilladas, con alternativas de tolerancia, con fechas conmemorativas que solo sirven para adornar el calendario, que solo buscan ser un  elemento distractor de este  gran problema: la sociedad humana, nuestra sociedad, es un cadáver andante que hiede a violencia.