Una fábula conocida y relatada hasta el hartazgo a la que sin embargo nunca hacemos caso nos relata la historia de una inocente rana que se prepara para cruzar el río cuando es abordada por un escorpión que le solicita lo lleve a él también, la rana al principio se niega rotundamente pues es «bien sabido que los escorpiones pican a las ranas», sin embargo este, sorprendido le manifiesta que esto es algo totalmente improbable dado que si ella muere también él lo haría.
Lo cierto es que jamás nos cansamos de creer en los escorpiones, de suponer que por su propio bien han de actuar de acuerdo a lo que prevemos, sin embargo nada más alejado de esto. La fabula termina cuando a mitad del camino el escorpión pica a la rana y esta sorprendida, más decepcionada de si misma que del animal replica «¿Porqué hizo eso?, ahora los dos moriremos» y el escorpión responde: «Por qué soy un escorpión».
La naturaleza de las personas es algo que dudosamente podremos llegar a cambiar, pero en lo que nos embargamos de manera penosa, hasta perder nuestra identidad y olvidar lo que pretendíamos para nosotros desde un inicio.
Suena remilgado pero tal es la realidad, una que, no distingue estratos sociales ni emocionales, bien se trate de un amigo drogadicto al que no podemos salvar de la cocaína, una hermana masoquista y enferma que con cada golpe no solo pierde su belleza si no también su sensatez, podría tratarse de un socio al que intentamos con todas nuestras fuerzas cambiar, aconsejar y proteger de si mismo, o quizá, y esto es muy común, una insana relación que solo nos lleva a llorar y dejar de creer en nosotros con cada día y a cada minuto., hasta convertirnos en una caricatura de lo que solíamos ser.
El apego es entonces un poderoso enemigo que nos hace amar al cruel y al tirano, porque creemos en la redención, la inocencia y el cambio, por eso es que lo grandes pueblos aman a los tiranos, porque son insanamente creyentes de un imposible. Un imposible que puede llevarlos a su propia destrucción, combatirlo se vuelve muy dificil para muchos por que tememos a la soledad, el olvido y la decepción.
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