Si
hay algo que la rutina hace es quitarnos el tiempo para disfrutar del camino,
se hace pesado luego de una infructuosa semana de trabajo tener la iniciativa
de tomar un descanso o divertirse en familia o con amigos, lejos de la ciudad
debido a lo que demanda planificar un viaje fuera de nuestras vacaciones, no
solo es el trayecto en si el que resulta un trajín, sino también la
planificación y los pendientes que dejamos para darnos un respiro.
Y
es que es natural que con la cotidianidad del día a día nos desconectemos un
poco de nosotros mismos y nos metamos de lleno en nuestras obligaciones, las
cuales hacen que olvidemos el lugar que nos rodea y todo aquello que nos ofrece
la ciudad.