martes, 16 de junio de 2015

Sobre violación y otros demonios



Las declaraciones del  ya mal afamado congresista Eguren   han aderezado  aún más el caldero de reacciones y  credos enfrentados, enfocados en un solo eje: la legalización del aborto en caso de violación.  Los argumentos de  cada
posición parecen abrumarnos; nuevos estudios, encuestas recientes, creencias y teologías aplastantes, pretenden arrancarnos  un juicio certero y generalizador.

Mas existen verdades ineludibles un 18% de mujeres en el Perú han sido o serán victimas de abuso sexual. Esta alarmante cifra no parece sorprender a muchos, se nos habla de destruir la alarma de incendios (el aborto), mas no de apagar el incendio (la violación), dando por sentado que esta aberrante practica es una costumbre ineludible en nuestra nación. 

Cada victima de violación es producto del silencio y resignación cómplice de nuestra nación, cohabitarmos  aún más  cerca del caos, la miseria y  la podredumbre mental, que engendra  a estos monstruosos seres dispersos en todos los estratos de nuestra sociedad  estructurando cada día paradigmas más fuertes e irrevocables.

Vivimos en una sociedad enfermiza, contaminante para cualquier ciudadano, se nos esta increpando decirle  sí o no al aborto, cuando se debería ejercer la prevención, no esperar que una mujer sea violada o un niño engendrado para luchar por sus derechos. Se debería protestar por una mejor educación, las escuelas publicas y privadas han quebrado como instituciones aleccionadoras, cada año le ofrecen al país jóvenes padres inexpertos e inútiles para si mismos y sus hijos ¿la solución esta en el aborto?, ciertamente no. 

Cortados con la misma tijera provienen de un mismo lugar que se ocupara de reemplazarlos fácilmente, de donde salieron ellos han de venir otros. Sucede lo mismo con la violación, legalizar el aborto no solucionara el problema,  ignoramos los factores que producen tales hechos, muchas mujeres son victimas de algún tipo de acoso de índole sexual todos los días, ¿es esto normal? ¿porque lo seguimos permitiendo?, estamos acostumbrados a la sexualidad perturbadora, el doble sentido y el acoso callejero, la televisión nos ha adoctrinado para aceptar el silencio de una mujer o niña asustada como permisión del abuso. 

El transporte publico propicia y empodera estos abusos, nuestro silencio ante un acto de acoso aplaude este hecho,  la indiferencia del poder judicial le enseña a los violadores y pederastas que han de salir victoriosos en un país que le da la espalda a sus semejantes. 

Debemos de luchar  no por legalizar el aborto o por defender la vida de una criatura engendrada por otra, sino por vivir en una sociedad en la que no se le de a decidir a una mujer o entre tener o no al hijo de su violador, en la que este tipo de sucesos simplemente no existan.

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